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SÍ Señor, soy un extranjero junto a ti, pero no para ti.
Tu gracia ha quitado todo lo que me separaba de ti; y ahora, junto a ti, voy por este mundo pecador como un viajero en país extraño.
Tú eres un extranjero en tu propio mundo.
El hombre te olvida, te deshonra, establece nuevas leyes y extrañas costumbres y no te conoce.
Cuando tu querido Hijo vino a los suyos, los suyos no lo recibieron.
El estaba en el mundo y el mundo fue hecho por él y el mundo no le reconoció.
Nunca ningún extranjero fue tan extraño entre los ciudadanos de cualquier país como lo fue tu Amado Hijo entre los hermanos de su pueblo.
No es extraño, entonces, si yo, que vivo la vida de Jesús, soy en este suelo un desconocido y un extranjero.
Su mano herida desató las cuerdas que una vez ataron mi alma a la tierra, y ahora soy como un extranjero en el mundo.
Mi forma de hablar le parece a estos, entre quienes vivo, un habla extranjera; y mi forma de andar y mis acciones les son tan raras.
Se sentiría más cómodo un millonario en la villa más humilde que yo en las casas de los que no te conocen.
Pero aquí está lo bueno de lo que me toca vivir: Yo soy extranjero contigo.
Tú eres mi compañero en el sufrimiento y en este viaje.
¡Como disfruto de tu hermosa compañía!
Mi corazón arde dentro de mí en el camino mientras me hablas.
Aunque soy un viajero, soy sin embargo más feliz que los que se sientan en tronos, y me siento mucho más cómodo que los que habitan en casas lujosas.
Escrito por: Charles Spurgeon
(Adaptado)
Ahora que terminaste de leer o escuchar, te recomendamos que tomes un tiempo para pensar y orar.
Si es necesario, volvelo a escuchar o leer.
Dios te bendiga grandemente.
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