2 Corintios 6:16 NBLA
"...Y seré su Dios, y ellos serán Mi pueblo."
................................................
¡Qué título hermoso: “Mi pueblo”!
¡Qué declaración tan alentadora: “El Dios de ellos”!
¡Cuan significativas estas dos palabras: “Mi pueblo”!
El mundo entero es de Dios, pero el hace una diferencia con los suyos.
El cielo, aun el cielo de los cielos es del Señor, y él reina en medio de los hijos de los hombres.
Pero de aquellos a quienes ha elegido y ha comprado para sí, dice lo que no dice de otros, dice: “Mi pueblo”.
En esta palabra está encerrada la idea de propiedad especial.
Todas las naciones que están sobre la tierra son suyas; el mundo entero está bajo su poder.
Sin embargo, su pueblo, sus escogidos, son su particular posesión, pues él ha hecho por ellos más que por los otros.
Él los ha comprado con su sangre.
Los ha acercado a si mismo; ha puesto sobre ellos su gran corazón.
Los ha amado con amor eterno, un amor que no será apagado por nada creado, y el pasar del tiempo tampoco podrán disminuirlo en lo más mínimo.
Querido amigo, ¿puedes por fe verte en ese grupo de elegidos?
¿Puedes mirar al cielo y decir: Mi Señor y mi Dios?
¿Puedes leer Su Palabra y encontrar allí las pruebas de tu salvación?
¿Puedes leer el título "hijo" escrito con preciosa sangre?
¿Puedes, por fe, tomarte fuerte de las ropas de Jesús y decir: “¡Mi Cristo!”?
Si puedes identificar todo esto, entonces Dios dice de ti y de otros como tú: “Mi pueblo”.
Si Dios es tu Dios y Cristo es tu Cristo, el Señor tiene para con vos un especial y exclusivo privilegio; eres objeto de su elección, eres aprobado y adoptado en Jesús.
Algunas preguntas para pensar tranquilos:
- ¿Qué verdad aprendiste hoy?
- ¿Cómo vas a orar ahora?
- ¿Qué va a modificar en tu vida lo aprendido?
Comentarios
Publicar un comentario