................................................
¿Y quién consuela como Él?
Ve a algún triste y sufrido hijo de Dios; cuéntale dulces promesas y pon en sus oídos palabras de consuelo.
Este hermano será ante ellas como una serpiente sorda que no responde a la voz del encantador, aunque éste trate de encantarla con más sutileza que nunca.
Es como si el estuviera bebiendo la bebida mas amarga.
Trata de consolarlo como quieras, lo único que conseguirás será una o dos frases de triste frustración.
No lograrás sacar de él ningún salmo de alabanza, ningún aleluya y ni una palabra de gozo.
Pero deja que se le acerque Dios y le levante el rostro, y entonces los ojos del afligido brillarán de esperanza.
¿No lo oyes cantar?:
"Si tú estás aquí esto es un paraíso; si te vas, es un infierno".
Tú no pudiste lograrlo, pero el Señor lo ha hecho. "Él es el Dios de toda consolación". No hay remedio en la farmacia que sirva, pero sí lo hay en Dios.
No hay médico entre las criaturas, pero el Creador es Jehová-rapha (Dios Sana).
¡Es maravilloso ver cómo una palabra de Dios hace cantar al cristiano!
Una palabra de Dios es igual a un pedazo de oro.
El cristiano es el artesano de ese oro, y puede trabajar esa palabra de promesa por semanas enteras.
Siendo así, pobre cristiano, no necesitas echarte a la desesperación.
Ve al Consolador y pídele que te dé alivio, ánimo, y que te sostenga.
Tú eres un pobre pozo seco.
Has oído decir que cuando una bomba se seca, debes, ante todo, echarle agua, y entonces ella te volverá a dar agua.
Y así, cristiano, cuando estés seco, ve a Dios, pídele que derrame en tu corazón abundante gozo, y entonces tu gozo será cumplido.
No vayas a los amigos terrenales, porque, después de todo, hallarás en ellos a los consoladores de Job.
Pero ve primero y ante todo a tu "Dios, que consuela a los humildes", y pronto dirás: "En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegran mi alma".
Escrito por: Charles Spurgeon
(Adaptado)
Ahora que terminaste de leer o escuchar, te recomendamos que tomes un tiempo para pensar y orar.
Si es necesario, volvelo a escuchar o leer.
Dios te bendiga grandemente.
Comentarios
Publicar un comentario