Podes escuchar el devocional:
Leemos su palabra primero: Marcos 6:37-43
37 Pero respondiendo Él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Y ellos le dijeron*: ¿Quieres que vayamos y compremos doscientos denarios de pan y les demos de comer? 38 Y Él les dijo*: ¿Cuántos panes tenéis? Id y ved. Y cuando se cercioraron le dijeron: Cinco, y dos peces. 39 Y les mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde. 40 Y se recostaron por grupos de cien y de cincuenta. 41 Entonces Él tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, los bendijo, y partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran; también repartió los dos peces entre todos. 42 Todos comieron y se saciaron. 43 Y recogieron doce cestas llenas de los pedazos, y también de los peces.
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Pensemos en las oportunidades que nos presenta la
vida. Claramente no todos hemos tenido las mismas
oportunidades y no podemos evaluar a los demás desde nuestro mundo, nuestra realidad, o desde las oportunidades que nosotros hemos tenido.
El texto de hoy nos ayuda a ver el corazón de Jesús,
sus motivaciones, lo que lo moviliza. El versículo 34
del capítulo 6 lo deja en claro, cuando dice que Jesús
vio a la multitud como ovejas sin pastor y tuvo compasión de ellas.
La palabra utilizada allí para “compasión”
es un término que significa un “remover de las tripas”.
La compasión era la motivación del ministerio de Jesús, la cual generaba dudas, dificultades e incomodidades a los discípulos.
¡Y lo sigue haciendo!
Jesús toma la iniciativa, advierte la situación de la
gente y le dice a los discípulos lo que quiere, su voluntad manifiesta: que sean ellos los que les den de comer.
Jesús pregunta en el versículo 38 cuántos panes tenían los discípulos. El texto muestra que aquí hay un
grupo que tiene panes y una multitud que no tiene.
No
se propone un debate sobre el origen de los panes. No
se plantea una discusión sobre el derecho a conservar
mi propio pan.
Los panes son símbolo de lo que tengo, de lo que
pude conseguir, de las oportunidades que he tenido en
la vida. Y de cuánto estoy dispuesto a darlo generosamente, reconociendo el origen divino de todo.
¿Cuántos panes tenés?
Jesús da gracias a Dios, indicando el origen de los
recursos, parte los panes, y los pone nuevamente en
manos de los discípulos, pero con la certeza de que
“todo es de Dios, y doy de lo que recibí”.
Finalmente hubo para todos, y de sobra. Pero el milagro comienza cuando estoy dispuesto a salir de mi egoísmo natural y mi pan se traduce en entrega generosa.
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Oramos: Señor, ayúdame a salir de mi egoísmo natural y
a aprender a mirar a los
otros, quienquiera sean,
con tus ojos de amor y
compasión.
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