Marcos 7:24-28
24 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa, no quería que nadie lo supiera, pero no pudo pasar inadvertido; 25 sino que enseguida, al oír hablar de Él, una mujer cuya hijita tenía un espíritu inmundo, fue y se postró a sus pies. 26 La mujer era gentil, siro fenicia de nacimiento; y le rogaba que echara fuera de su hija al demonio. 27 Y Él le decía: Deja que primero los hijos se sacien, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. 28 Pero ella respondió y le dijo: Es cierto, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa comen las migajas de los hijos.
.................................................
Debemos reconocer que el texto de hoy nos puede causar una cierta incomodidad. La primera respuesta de Jesús puede causarnos rechazo, al no estar aparentemente de acuerdo con todo lo que sabemos de Jesús y su trato amable con las personas.
El texto presenta nuevamente a una madre desesperada por el sufrimiento de su hija, lo cual lleva a que se postre humildemente a los pies de Jesús. El texto no señala que la mujer fuera “creyente”, mucho menos seguidora o discípula de Jesús.
De hecho, Marcos se encarga de hacernos saber que era extranjera y de origen siro fenicio, lo que coincide con el escenario donde los hechos transcurren: la pagana ciudad de Tiro. Mujer y pagana: dos condiciones que en el mundo judío antiguo la dejaban en clara desventaja.
La respuesta de Jesús parece ser la esperada por la de algún rabí de la época, algún maestro de la Ley que rechazara el pedido de una mujer pagana. Pero en el caso de Jesús, se trataba de una manera de probar su fe.
La respuesta de la mujer asombra. Es ella, como ningún otro discípulo del evangelio, quien comprende que Jesús había venido para todo el mundo, y no solamente para los judíos. Eso queda evidenciado frente a la respuesta final de Jesús: la hija de la mujer alcanzaría la liberación de su opresión, como verifica la mujer al llegar a su casa.
Una vez más, es una mujer en el relato de Marcos quien comprende mejor que ningún otro a Jesús en su identidad y misión.
¿Qué lugar ocupan las mujeres en tu comunidad de fe? ¿Qué lugar crees que ocupan en el plan de Dios?
Aprovecha este tiempo para dar gracias a Dios por las mujeres que Dios ha utilizado en tu vida para bendecirte, para enseñarte, para acompañarte a ser un mejor discípulo.
.................................................
Oramos:
Señor, gracias por las mujeres que has usado en mi vida para conocerte más y mejor. Ayúdame a ser de bendición para ellas y a construir comunidades de fe que las incluyan cada vez más.
• EL REFUGIO VLA •
Comentarios
Publicar un comentario