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Hechos 5:12-16 NTV
Por medio de los apóstoles ocurrían muchas señales y prodigios entre el pueblo; y todos los creyentes se reunían de común acuerdo en el Pórtico de Salomón. Nadie entre el pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque los elogiaban. Y seguía aumentando el número de los que creían y aceptaban al Señor. Era tal la multitud de hombres y mujeres, que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en colchonetas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos, y todas eran sanadas.
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¡Qué maravilloso es ver el Reino de los Cielos extenderse y revolucionar todo!Desde el primer momento en que el Espíritu Santo vino, todo cambió.
Las personas eran transformadas, los enfermos sanados, los endemoniados liberados y familias enteras se volvían a Jesús.
Desde que mi familia y yo vinimos a vivir a la ciudad de Río Grande hace 15 años, hemos visto a muchos abrir su corazón a Jesús, ser sanados y liberados de las cárceles espirituales que los tenían atrapados.
Nunca dejamos de sorprendernos del amor que Dios les muestra a las personas Hoy el Espíritu Santo está llamando a los hijos de Dios a alistarse en su ejército, cuyo mensaje principal es el amor.
Nuestras ciudades necesitan hombres y mujeres que salgan de los templos y lleven el mensaje de Jesús a las calles, extendiendo ese amor por todos lados.
Eso es lo que nos encargó Jesús, y ese es el deseo del Espíritu que vive en nosotros. Es muy bueno ver a los hijos de Dios respondiendo a ese llamado del Espíritu.
El resultado es el mismo que leemos en Hechos: salvación, sanidad, liberación, multitudes rindiéndose a Jesús.
Si oyes la voz del Espíritu Santo dentro de ti, es seguro que puedes oír lo mismo que yo: no podemos dejar que el enemigo destruya a más familias.
No está bien que abunde la depresión, la violencia, las adicciones y la oscuridad. ¡No lo vamos a permitir!
Cuando Jesús dijo que el Reino de los Cielos es de los valientes, no hablaba de la fuerza que podemos tener por nuestra propia cuenta. Sino que para eso el Espíritu Santo nos llena de poder y valentía.
Muchos seguirán creyendo en Jesús, muchos seguirán siendo sanados y liberados. El Espíritu Santo tiene una misión y nadie puede detenerlo.
¿Vas a ser parte de ella?
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