· Imitando a Jesús·
· La unidad ·
Antes de empezar el devocional, tomamos unos segundos para orar para que Dios nos guié, nos hable, nos muestre más de EL.
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Me gusta tocar el violín. Aunque me cuesta un poco, me apasiona la música. He leído sobre la vida de compositores que hicieron historia.
Una me impactó más que todas: Ludwig van Beethoven escribió una de sus más famosas obras, la Quinta Sinfonía, inspirado en un terrible momento. Se dio cuenta de que su destino era lo peor que podía pasarle a un joven músico en la cúspide de su carrera: se estaba quedando sordo. Perdería lo que más amaba, los sonidos en armonía.
Dicen los libros que él vio al señor Destino tocando a su puerta, con sólo cuatro golpes de lo inevitable, ¡Tan!, ¡Tan!, ¡Tan!, ¡Tan!, que sacaron lo mejor de él, inspirando la que algunos dicen es la mejor de sus obras. “Destino” es una palabra muy escuchada.
La humanidad ha intentado saber de cualquier forma el futuro. Practican como un deporte averiguar su destino de las formas más variadas e increíbles. Pagan grandes sumas de dinero a videntes, astrólogos, magos, brujas y todo lo que podamos imaginar.
La gente tiene sed de destino. Muchos buscan saber qué será de sus vidas para calmar, aunque sea un poco, sus miedos y temores a lo desconocido.
Grandes son las emociones que se agitan dentro del alma cuando se sabe qué será del futuro, por alguna enfermedad con desenlace triste o con cosas que son la cosecha de las decisiones y conductas con las que sembramos la vida, no pudiendo escapar a esta ley del Cielo.
A pesar de esto, el Señor tiene en su mente y corazón la obra armoniosa de nuestro destino: la unidad. Jesús nos dio la gloria que recibió de Dios para que seamos uno. Es nuestro destino ahora y para la eternidad: la unidad de toda la Iglesia.
Porque el Señor pidió en oración al Padre por ella. No demoremos el deseo del Maestro. Seamos lo que Él anheló. Seamos uno imitando a Jesús, inspirados en “la sinfonía de la unidad”, como Él y el Padre, para que el mundo crea.
Escrito por: Adrián Villarroel
Para compartir con los chicos:
La familia de la fe
Formar parte de una familia es muy importante. Sin embargo, tú formas parte de una familia mucho más grande que la que vive en tu casa.
Se trata de la familia de la fe.
¿Qué familia es esa?
Ah, ella es grande y todos los que creen en Jesús y se volvieron de su equipo pertenecen a esa familia.
La biblia dice que debemos hacer el bien a todos, especialmente a nuestra familia en la fe.
Esto, en Gálatas 6:10 Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe.
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▪️ ¿Estamos poniendo realmente a la familia de la fe primero?
▪️ ¿En que situaciones, no pusimos a la familia de la fe primero?
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Para terminar vamos a tomar un lápiz y un papel, y vamos a copiar en la hoja el siguiente versículo:
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