· Imitando a Jesús·
· La revolución del mensaje ·
Antes de empezar el devocional, tomamos unos segundos para orar para que Dios nos guié, nos hable, nos muestre más de EL.
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Tengo un compañero de trabajo que me contó la increíble historia de su hermano mayor.
Todo sucedió en los años 70, cuando a este joven, con tan sólo 17 años, se le ocurrió escribir una carta contando quién y cómo era él, pidiendo que se le contestara porque su deseo era conocer gente de otros lugares.
Enrolló su carta, la metió en una botella, lacró la tapa para evitar que se mojara el mensaje y la tiró al mar. Esto sucedió en la ciudad de Mar del Plata, Argentina.
Pasaron alrededor de siete meses cuando una niña de más o menos la misma edad encontró la botella con la carta caminando en una playa cerca de Ciudad del Cabo ¡en Sudáfrica!
Como no entendía el idioma supo que el mensaje venía de muy lejos, lo llevó a su casa y junto con sus padres buscaron un cura que sabía algo de español y pudo traducir el mensaje.
Intentaron comunicarse con el joven marplatense pero sólo encontraron a su madre y su hermano; el que buscaban había fallecido en un accidente poco después de escribir la carta.
La historia tuvo tanto impacto que se publicó en los diarios sudafricanos, y a los pocos días, según recuerda mi amigo, comenzaron a llover cientos de cartas desde aquel distante país.
Todos querían saludar a la familia del desaparecido mensajero. Impresionante pero real.
Si un mensaje a miles de kilómetros pudo revolucionar toda una región, ¿cómo los hijos de Dios no haremos lo propio en el lugar en que estamos?
Tenemos el mensaje más hermoso de todos los tiempos, lleno de amor y de poder.
No necesitamos botellas ni esperar tanto para entregar las buenas noticias.
Imitemos al Señor en la predicación a tiempo y fuera de tiempo para que muchos crean en Él por nuestra palabra.
No hay que ocultar el mensaje debajo de la rutina. Debemos conquistar.
Escrito por: Adrián Villarroel
Para compartir con los chicos:
¿Te gusta pasar tiempo con la familia de la fe? Es tan lindo y bueno reunirnos los Domingos, oír historias bíblicas y cantar juntos alabanzas a Dios. Seguramente conoces a alguien que no va a las reuniones ni es parte del equipo de Jesús, y por lo tanto no tiene la oportunidad de disfrutar de todas estas cosas como nosotros. ¡Sería excelente invitarlo a la próxima reunión! Vos no sabes como es la vida de esa persona, pero seguro seguro segurísimo, que necesita de Jesús, siempre que Jesús llega a una vida, ¡mejora todo! Él va a acompañar tu invitación, porque lo estás obedeciendo, y eso hace poner muy contento a Dios.
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▪️ ¿Porqué es necesario contar a otras personas que Dios las ama?
▪️ ¿De qué manera podemos invitarlos?
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Para terminar vamos a tomar un lápiz y un papel, y vamos a copiar en la hoja el siguiente versículo:
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