· Vivencias ·
· Pedid y se os dará ·
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El ciego no tenía vista, pero sí muy buena voz, y no se cansó de gritar hasta llamar la atención del Jesús. A pesar de que los que estaban a su lado intentaron callarlo, su necesidad era más grande, y haría lo necesario para obtener su sanidad.
Tenía claro que aquel que pasaba por allí podría devolverle la visión.
Ante la insistencia y los gritos desesperantes de este hombre ciego, Jesús lo mandó a llamar, y le hizo una pregunta: “¿Qué quieres que te haga?”
Su desesperación, su angustia, su dolor, sus gritos, movieron a misericordia al Señor.
Allí estaba Jesús, dispuesto a sanarlo.
El hombre pidió su sanidad y la recibió al instante. Por primera vez en su vida pudo ver.
“Recíbela, tu fe te ha salvado.” El hombre creyó y su fe fue honrada.
Lo primero que vio fue a su Señor e, inmediatamente, glorifico a Dios.
En una de nuestras reuniones, en la que estábamos orando por sanidad, el Señor nos había mostrado que debíamos hacerlo por aquellos que tenían problemas en el oído.
Allí se encontraba Santi, un pequeño niño al que le habían detectado, días atrás, una grave infección en los oídos, que le traía problemas de audición. Lo ungimos y oramos por él.
Al otro día, la mamá lo llevó al médico, quien le dijo, admirado, que su hijo tenía el sistema auditivo intacto; que no tenía secuelas de la infección; que lo que se había producido era un milagro.
¡Santi no tenía nada! A los días, el pequeño comenzó a decir sus primeras palabras. ¡Aleluya!
La pregunta se la hace hoy Dios a usted:“¿Qué quieres que te haga?”
Si usted cree en la sanidad divina, aférrese a ella. Dios otorgó la sanidad a través de Jesucristo, y está disponible para aquel/aquella que tenga fe.
Escrito por: Roberto Warton
Para leer con los chicos:
Había un hombre ciego que deseaba mucho, muchísimo poder ver; cuando se enteró que Jesús iba pasando cerca de allí, empezó a gritar para llamar Su atención.
La gente le decía que se callara, pero él seguía llamando a Jesús necesitaba ayuda y sabía que si alguien podía curarlo, esa persona era Jesús.
Así que no dejó pasar la oportunidad y cuando Jesús le preguntó ¿ qué quieres que te haga? Él dijo : Quiero ver…
Jesús lo sanó, ¡le dió lo que necesitaba!
Esto nos deja una hermosa enseñanza, nosotros hoy podemos orar, hablar con Dios, ya no necesitamos gritar para llamar Su atención, Él nos oye y está atento a nuestras oraciones en cualquier momento del día.
Podemos contarle nuestra necesidad y pedir con la seguridad de que nos va a escuchar y nos va a responder…
Podemos creer en Él, y tener nuestro corazoncito y nuestros pensamientos en paz porque sabemos que Dios nos va a dar lo que necesitamos para conocerlo más y para que Sus planes se cumplan en nuestra vida.
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Para los chicos y grandes:
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Para los chicos y grandes:
▪️ Vamos a orar por esa necesidad, con fé, pidiéndole a Dios que responda conforme a Su voluntad.

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