· Vivencias ·
· La necesidad nos impulsa ·
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La enfermedad no avisa, no distingue raza, color, ni posición social: simplemente llega.
Jairo estaba sumamente acongojado; estaba mal porque la enfermedad se había instalado en su hogar. Este hombre, que estaba a cargo de la administración de la sinagoga, tuvo que superar las barreras del prejuicio y de su propio orgullo.
Él sabía que solo Jesús podría salvar la vida de su única hija, y no dudó en postrarse a los pies de Jesús y rogarle mucho.
“...luego que le vio, se postró a sus pies.”No le importó lo que pudiesen decir de él, ni perder el respeto de sus colegas, ni siquiera su destitución del cargo.
Era más importante su niña. Era más importante la salud de su hija, que todo lo demás.
Hay enfermedades que, humanamente, son difíciles de sanar; pero para Dios no hay ninguna cosa difícil o imposible.
Tiempo atrás, vino a verme a casa un joven papá, Eduardo. Su pequeño niño, recién nacido, estaba muy grave en un sanatorio local; le daban 48 horas de vida.
En un acto de desesperación, acudió a Jesús; me buscó para que, como pastor, orara por su bebé.
Acudí inmediatamente.
Al llegar, el médico de guardia le dijo a Eduardo que podía traer a Sai Baba, a un pai umbanda, al Papa, a quien quisiera, pero que su hijo no tenía ninguna posibilidad de vida.
Al entrar a la sala de Neonatología, anulamos esa sentencia de muerte y declaramos la vida de Cristo nuestro Rey.
Muy cerca, se encontraba otro bebé, que tenía un tumor en la cabeza. Oramos.
Para asombro del médico, sobre todo, Zahir, el hijo de Eduardo, salió de alta a la semana.
Al otro bebé le habían dado el alta antes. La misericordia de Dios es amplia. Gloria a Dios.
No me canso de proclamar que el poder de Dios no ha menguado, que Cristo salva, sana y liberta.
Escrito por: Roberto Warton
Para leer con los chicos:
Un hombre muy importante, que se llamaba Jairo, fué a pedirle a Jesús que sanara a su hijita porque estaba muy muy enferma.
Dice la biblia que Jairo se puso a los pies de Jesús y le suplicaba con mucha insistencia, le pedía por favor una y otra vez que sanara a su hijita porque la amaba mucho.
Jesús fué a su casa y aún cuando todos decían que ya no se podía hacer nada por la salud de la pequeña, Jesús la sanó, y todos se asombraron del poder de Jesús.
Este papá pedía con insistencia, y esto nos enseña que es así como debemos pedir a Dios por la salud de los que están pasando un tiempo de enfermedad, con insistencia, sin cansarnos de pedir cada día por ellos…
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Para los chicos y grandes:
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Para los chicos y grandes:
▪️ Vamos a comprometernos a orar por ellos todos los días, lo necesitan.
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