· La vida del Espíritu ·
· No hay vida que no pueda ser transformada ·
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Dios siempre tiene una perspectiva diferente a la nuestra, aun cuando lo que Él y nosotros veamos sea exactamente lo mismo.
El relato del encuentro entre Jesús y Saulo es el mejor ejemplo de eso que el Señor había dicho: “Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.” (Mt 19:26).
Por un lado, tenemos a un hombre que iba en una dirección totalmente opuesta a Jesús, alguien que era reconocido, instruido, religioso y totalmente dedicado a hacer desaparecer a todos los cristianos.
Por otro lado, tenemos al Rey de reyes. Este encuentro tiró a Saulo al suelo;eso fue necesario para que él pudiera escuchar la voz que le hablaba.
A veces hay que salir del lugar en donde estamos seguros para poder encontrarnos con Jesús.
El Saulo en el suelo era muy distinto al que había estado cabalgando tan seguro, era uno que tuvo que humillarse para preguntar “¿quién eres, Señor?”.
Era uno que reconocía que estaba ante alguien Mayor.
Cuando Jesús aparece, Él nos baja del caballo para poder subirse y tomar el control.
Él nos mueve de una posición a otra y viene para reinar. Quizás ya conozcas mucho de Dios, tal como Saulo.
Él había estudiado a Dios durante toda su vida y tenía una herencia religiosa envidiable, pero nada de eso lo había acercado al plan de Dios para su vida.
Es que nada de eso nos abre el camino hacia Dios, solo un encuentro personal con Jesús nos pone en la dirección correcta.
Hoy Jesús te está esperando en el camino, ese en el que andas caminado tan seguro. Hoy te sale al encuentro para que escuches su voz, para que te rodee la luz de su gloria y para que conozcas las profundidades de su corazón, sus deseos y sus planes.
Así como Saulo fue transformado por un Jesús que estaba más vivo que nunca, así te puede suceder a ti también.
Así puede sucederle a cualquiera, sin importar quien sea, porque no hay nada imposible para Dios.
Escrito por: Andrea Almirón de Pauli
Oramos
Señor, si hoy me hablas, no quiero endurecerme e insistir en tener el control.
Quiero que hagas con mi vida lo que quieras.

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