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La vida del Espíritu - Día 25 - Un Dios de Familias

 



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La vida del Espíritu ·

· Un Dios de Familias ·


Hechos 16:27-32 NBLA

Al despertar el carcelero y ver abiertas todas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se iba a matar, creyendo que los prisioneros se habían escapado. Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: «No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí».

Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas, y después de sacarlos, dijo: «Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?». Ellos respondieron: «Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa».

Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.



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Para escuchar el devocional

 

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        Hemos meditado juntos días atrás en el plan de Dios de formar una gran familia. Aun así, es probable que no todos en nuestra casa compartan nuestro amor por Él.


        Es difícil pensar en los grandes planes que el Señor tiene cuando vemos que las personas que más amamos no quieren conocerlo.


        Por eso, recordemos hoy las promesas de Dios para nuestra familia. Y al meditar en ellas, pidamos su pronto cumplimiento.         En la historia del carcelero de la ciudad de Filipos aprendemos que el mensaje de Jesús es para las familias.


        Ya el mismo Señor le había indicado a sus discípulos que “Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: ‘La paz de Dios sea sobre esta casa’” (Lc 10:5 NTV).


        En nuestra cultura que exalta el individualismo y la irresponsabilidad, es fácil pasar por alto lo que Jesús quiso decir.


        Él no envió a sus discípulos a ganar conversos de a uno, Él los envío a llevar la paz de Dios a casas enteras.         La palabra griega que utiliza Lucas en ambos pasajes es la misma: oikos. Un oikos, en la sociedad griega, no solo incluía a los padres y a los hijos.


        El término se utilizaba para describir al núcleo familiar, todos sus bienes, la familia extendida que vivía con ellos y todo el personal de la casa.


        Es así que el mensaje de Jesús viene a transformar a toda la familia, no a uno o dos de sus integrantes.

        Cuando el carcelero que estaba a cargo de Pablo y Silas reconoció que su Dios era real, él quiso conocerlo.

        Y cuando preguntó cómo ser salvo, Pablo le respondió con una de las frases más poderosas de toda la Biblia: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu oikos”.


        Su casa, su familia, todos los que habitaban con él. ¿Se cumplió esto? Cuenta la Biblia que: “El carcelero los llevó adentro de su casa y les dio de comer, y tanto él como los de su casa se alegraron porque todos habían creído en Dios.” (Hch 16:34 NTV)

Escrito por: Andrea Almirón de Pauli


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Oramos

        Señor, necesito mas de ti cada día, quiero ser mas parecido a vos.


        Quiero con tu amor, impactar a toda mi familia.


        Para que luego, pueda dar testimonio sobre Tu salvación, y ellos puedan conocerte, y volverse a ti, y Vos los salves.


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