· La vida del Espíritu ·
· Ciudades transformadas ·
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El año pasado fuimos partes de varios procesos de elecciones para distintos puestos de gobierno.
En todas nuestras ciudades aparecieron carteles con distintos candidatos, y en cada medio de comunicación aumentaban los anuncios de los partidos políticos a medida que se acercaban las fechas de los comicios.
Sin importar la ideología política, la mayor parte de los candidatos hablaba mucho de cambio, y todos prometían transformar al lugar donde vivimos en un lugar mejor, casi de ensueño.
Pero, ¿tienen el poder para cumplir esas promesas?
Los hijos de Dios sabemos que Él es el único que puede traer cambio verdadero y hacer que la Tierra sea como lo es el Cielo.
Y, si bien un día eso será realidad, hoy nosotros nos encontramos en una posición muy interesante: aunque la maldad y la oscuridad parecen crecer, tenemos la capacidad de traer luz a ciudades enteras.
No solo podemos ser instrumentos de Dios para que una persona lo conozca, también podemos ser usados para que barrios, ciudades y regiones enteras conozcan el amor y el poder del Señor. Cuando leemos la historia de Felipe en esa ciudad anónima, encontramos este principio en acción.
Es muy probable que él desconociera el efecto que sus acciones tendrían.
Dice la Biblia que él “les anunciaba al Mesías”, y que encima lo hacía mientras escapaba de quienes querían matarlo (Hch 8:4).
Pero uno no puede simplemente “anunciar al Mesías”, porque el poder del Espíritu es mucho más que palabras inspiradoras (1 Co 4:20).
Si hablamos de las buenas noticias de Jesús, tenemos que ser conscientes que el Espíritu va a manifestarse para que todos conozcan a Jesús, ya sea con milagros, señales sobrenaturales, o cautivando los corazones de quienes oyen el mensaje.
El autor Lucas describe muy bien lo que sucede cuando Jesús llega a una ciudad cuando dice que “aquella ciudad se llenó de alegría”.
Así como el Señor revolucionaba las ciudades a su paso, haciendo que la gente se llenara de alegría, vida y esperanza, así también hoy nosotros podemos traer transformación completa a una ciudad con su poder.
Escrito por: Andrea Almirón de Pauli
Oramos
Señor, quiero ver a mi ciudad transformada por tu poder.
No solo deseo ver a algunos conocerte, quiero que venga tu Reino a este lugar.
Úsame como tu quieras.
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