· La vida del Espíritu ·
· Pequeñas semillas, grandes cosechas ·
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¿Cuántos manzanos hay escondidos en una semilla de manzana?
Intentar responder eso es inútil porque, dadas las condiciones, una sola semilla tiene la capacidad de seguir generando vida infinitamente.
Así sucede con la vida que Dios nos dio. Cuenta el autor de Hechos que Pablo y sus compañeros, entre los que estaba él mismo, fueron a la región de Macedonia a predicar las buenas noticias de Jesús.
La razón de este viaje fue debido a una visión que Pablo tuvo, y que todos tomaron como una clara señal de Dios.
Esto podría ser un relato más en el libro sino fuera porque Macedonia estaba ubicada en el continente Europeo.
Efectivamente, ese fue el primer momento en que el mensaje del Reino pisó esa región del mundo.
¿Sabía Pablo el efecto que ese viaje iba a tener en la historia mundial?
Probablemente no, pero eso no evitó que él y los demás se dedicaran a su misión con esfuerzo y dedicación.
Solo mirando hacia atrás podemos ver la importancia de ese momento: lo que comenzó con una mujer creyendo en Jesús (Hch 16:13-14), continuó a lo largo de los siglos con millones de vidas transformadas.
Y, si en el medio la Iglesia no hubiera perdido el fuego y las verdades que tenía en sus comienzos, el mundo probablemente sería otro hoy.
No hay límites para el poder de Dios, ni hay límites para el resultado que genera a largo plazo un solo acto de obediencia.
Lo que Dios hizo en el pasado, lo puede volver a hacer hoy.
Lo que Dios haga a través de tu vida hoy, puede seguir trabajando y produciendo fruto aún mucho después que hayas terminado tu tiempo en esta Tierra.
Es por eso que necesitamos a aprender a oír claramente la voz del Espíritu, y tener un corazón dispuesto a obedecer incondicionalmente.
Cuando Él encuentra gente así, puede hacer cosas extraordinarias.
Escrito por: Andrea Almirón de Pauli
Oramos
Señor, tú lo vez todo y ante ti todos mis días están escritos.
Es por eso que elijo confiar en ti, sabiendo que esa es la mejor manera de vivir.
Dame un corazón obediente y oídos bien atentos a tu voz, para poder ser parte de tus planes.
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