· La vida del Espíritu ·
· De vacaciones con Dios ·
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¿Te gustan las vacaciones?
Es muy lindo tomarnos unos días para dejar de lado el trabajo y disfrutar de la vida.
Es bueno descansar junto con nuestra familia sin tener que preocuparnos por cumplir con muchas obligaciones.
De hecho, aun si tenemos responsabilidades, no lo vemos como trabajo sino como una parte más de esos días relajados.
¿Sabías que Dios te dio vacaciones?
Si lees lo que dijo Pedro en ese versículo bíblico, verás que la venida de Jesús y su grandísimo sacrificio por nosotros marcó el fin de nuestro trabajo.
Ya no tenemos que ganarnos el perdón y el favor de Dios, sino que todo eso ha venido como parte del regalo maravilloso que hemos recibido.
De hecho, esto es tan bueno que nos resulta difícil de creer.
Vez tras vez el Señor nos recuerda que tenemos que confiar en lo que Él hizo y dejar de intentar ganarnos su favor (He 3:18-19), que debemos dejar que Él se haga cargo de todas las cosas (Ga 2:20-21), que Él mismo se va a encargar de pelear nuestras batallas (Zacarias 4:6) y que Él nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir como hijos suyos (Col 1:12).
¿Recuerdas la historia de Josué y el pueblo de Israel, y cómo tuvieron que ganarse el derecho a vivir en la hermosa tierra prometida?
Bueno, Jesús es nuestro Josué, y Él ya nos ha hecho entrar en la tierra prometida: en el Reino donde podemos descansar y disfrutar todo lo que Él ha obtenido.
Si te parece que esto contradice a algunas de las cosas que ya hemos mencionado, es porque se trata de ajustar nuestra perspectiva: Dios nos llama a darle toda nuestra vida, pero Él mismo nos capacita con su poder para que llevemos a cabo sus planes.
Dicho de otra manera, solo puedes vivir y servir a Dios con las fuerzas que Él te da, y no con lo que tú puedas hacer con tu esfuerzo. Es como estar de vacaciones, porque las cuentas ya están pagas y solo resta vivir.
Escrito por: Andrea Almirón de Pauli
Oramos
Señor, hoy reconozco que todo lo que bueno que tengo es un regalo tuyo.
No voy a intentar ganar tu favor o tu bendición, sino que voy a dejar que tú vivas a través de mí.
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