· Conduciendo a su pueblo hacia la salvación ·
Cuando Moisés cantó ante el mar Rojo, se gozó sabiendo que todo Israel estaba salvo.
Ni una gota de agua cayó de aquella sólida muralla hasta que el último hombre del Israel de Dios hubo puesto sus pies con seguridad en la otra orilla del mar.
Hecho esto, las aguas se juntaron otra vez, pero no hasta entonces.
He aquí una parte de aquel canto: "Condujiste en tu misericordia a este pueblo, al cual salvaste".
En el ultimo día, cuando los elegidos cantarán el canto de Moisés, siervo de Dios y del Cordero, éste será el canto triunfal de Jesús: "De los que me diste, ninguno de ellos perdí".
En el cielo no habrá tronos desocupados.
Todos los que han sido elegidos por Dios, todos los que han sido redimidos por Cristo...
Todos los que han sido llamados por el Espíritu Santo, todos los que creyeron en Jesús, cruzarán seguros el mar.
No todos han desembarcado, pues parte del gran grupo ha cruzado ya el mar y parte lo está cruzando ahora.
Los primeros grupos del ejército ya ha llegado a la costa.
Nosotros estamos marchando a través de las profundidades, estamos en este día siguiendo con dificultad a nuestro Guía en el corazón de la mar.
Estemos de buen ánimo, los últimos pronto estará donde ya están los primeros; el último de los escogidos pronto habrá cruzado el mar.
Entonces se oirá el canto de triunfo, cuando todos estén seguros.
Si uno de los suyos estuviese ausente, si uno de su escogida familia se perdiera, habría un eterno conflicto en el camino de los salvados...
Esto estropearía las cuerdas de las arpas del paraíso de tal forma que nunca podría conseguirse música de ellas.
Pero esto no acontecerá, pues todos los suyos tienen que estar allá.
¡¡Esta la saben chicos!!:
¿Se acuerdan cuando Dios guió a Moisés para que todo el pueblo de El a cruzar un mar?
Acá Charles nos cuenta, que como ellos, cruzaron el mar entre esas paredes de agua tremendas, así, los amigos de Dios, vamos andando en esta vida...
¡Sin mojarnos! porque Dios sostiene el agua...
Seguros, hasta que todos terminemos de cruzar hasta el otro lado.
¡Y ahí en el cielo, todos los suyos vamos a cantar de alegría!
Escrito por: Charles Spurgeon
(Adaptado)
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Si es necesario, volvelo a escuchar o leer.
Dios te bendiga grandemente.
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