· A por un nuevo Pentecostés ·
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Los miembros de la Iglesia de Cristo tienen que ser muy afectos a la oración.
Orando para buscar siempre que la unción del Santo repose sobre sus corazones.
Todo para que el reino de Dios venga y se haga "su voluntad en la tierra como en el cielo".
Pero hay ocasiones cuando Dios parece favorecer a Sión de una manera especial; esas ocasiones deben ser para ellos como un estruendo que va por las copas de los alamos.
En esos casos es necesario que estemos aún más dedicados a la oración.
Es menester que seamos celosos, luchando ante el trono de la gracia más intensamente que nunca.
La acción en estos casos debe ser pronta y vigorosa.
La marea crece; rememos ahora hacia la costa, valientemente.
¡Ojalá experimentemos un nuevo pentecostés!
Cristiano, en ti mismo hay ocasiones "cuando oyes un estruendo que va por las copas de los alamos".
Tienes un poder particular en la oración; el Espíritu Santo te da gozo y contentamiento.
También la Biblia es clara para ti; las promesas son apropiadas; caminas a la luz de la presencia de Dios.
Tienes una confianza y una libertad particular en la devoción y una comunión más íntima con Cristo.
En esas gozosas ocasiones, "cuando oyes un estruendo que va por las copas de los alamos", es tiempo de que te muevas.
Ahora, mientras el Espíritu Santo ayuda a tu flaqueza, es tiempo adecuado para que te liberes de cualquier mal hábito.
Despliega las velas de tu barco, pero no olvides que sólo Dios puede enviar el viento para hacerlo andar.
Lo único que debes procurar, es estar seguro de que las velas están desplegadas.
No desperdicies el viento favorable por no haberte preparado de antemano.
Busca la ayuda de Dios para que seas más diligente en el deber, cuando seas hecho más fuerte en la fe.
Todo para que seas más constante en la oración, cuando tengas más libertad ante el trono.
Para que seas más santo en tu conversación mientras vivas más cerca de Cristo.
Escrito por: Charles Spurgeon
(Adaptado)
Ahora que terminaste de leer o escuchar, te recomendamos que tomes un tiempo para pensar y orar.
Si es necesario, volvelo a escuchar o leer.
Dios te bendiga grandemente.
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