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¿Por qué Jesús acepto ser contado entre pecadores?
Esta enorme amabilidad queda justificada por muchas y poderosas razones.
En primer lugar, el podría haber sido contado mejor como nuestro abogado.
En algunas causas hay una identificación entre el defensor y el defendido; ante el ojo de la ley no pueden ser considerados aparte entre uno y otro.
Ahora bien, cuando el pecador es conducido al tribunal, Jesús en persona aparece allí.
El está para responder a las acusaciones.
El en ese momento señala su costado, sus manos, sus pies y desafía a la Justicia a que presente algo contra los pecadores a quienes representa.
Luego hace su defensa en base a su sangre, y lo hace tan triunfalmente (contándose entre los pecadores y teniendo una parte con ellos) que el Juez dice: "Dejen ir a estos, libérenlos de ir al abismo, Jesús los ha rescatado".
Nuestro Señor fue contado con los perversos con el fin de que ellos se sintiesen atraídos hacia él.
¿Quién ha de temer a uno que está anotado en nuestra propia lista?
Sin duda, podemos ir a él con total confianza para confesar nuestra culpa.
El que está contado con nosotros no nos puede condenar.
¿No fue él anotado en la lista de los transgresores para que nosotros fuésemos anotados en el libro de la vida?
El era santo y estaba anotado entre los santos; nosotros somos culpables y estamos contados entre los culpables.
Él transfiere su nombre de aquella lista a este negro sumario.
Y nuestros nombres son borrados del sumario y escritos en el libro de aceptación, pues hay una completa transferencia entre Jesús y su pueblo.
Jesús ha tomado toda nuestra condición de miseria, y en cambio nos ha dado todo lo que él tiene.
Su justicia, su sangre y todo lo que posee nos lo da como nuestro regalo.
Alégrate y disfruta, creyente, en tu unión con el que fue contado entre los perversos.
Y demuestra que eres verdaderamente salvado por haber sido manifiestamente contado con los que son nuevas criaturas en él.
Escrito por: Charles Spurgeon
(Adaptado)
Ahora que terminaste de leer o escuchar, te recomendamos que tomes un tiempo para pensar y orar.
Si es necesario, volvelo a escuchar o leer.
Dios te bendiga grandemente.
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