“Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo.
En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre». Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios”.
Romanos 8:14-16 (NTV)
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Cuando yo era un niño, no me asustaba muy a menudo.
Eso es lo que tú y yo estamos llamados a hacer cuando estamos asustados.
Deja de enfocarte en tu miedo.
Enfócate en tu Padre. Pídele a Dios que te ayude.
Romanos 8:14-16 dice, “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre». Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para confirmar que somos hijos de Dios”.
El antídoto para el miedo es la verdad de que ya no eres un esclavo, sino que eres un hijo de Dios.
El ser un hijo de Dios cambia todo.
Eres parte de una familia ahora. Y en las familias se cuidan unos a otros.
Eso es lo que Dios quiere que sepas cuando estás asustado.
Tú eres parte de Su familia y Dios cuida a sus hijos.
Él cubre tus espaldas. El saber que eres un hijo del creador del universo, cambia todo.
Llámalo. Pídele ayuda.
Algunas preguntas para pensar tranquilos:
- ¿Qué te asusta más que nada en este momento?
- ¿Cuál es la verdad acerca de la situación?
- ¿Cómo está Dios comprometido en esta situación?
- ¿Puedes recordar una experiencia de tu pasado donde Dios te protegió en medio de un suceso terrible o en un período de tu vida?
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