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El Refugio Diario: Meditando para orar mejor– George Swinnock



Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.
Isaías 65:24


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Para escuchar el devocional

  

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         La meditación prepara el corazón para la oración. 

        Medita en tus pecados, persiguiéndolos hasta los agujeros donde se esconden, porque eso ayuda en nuestra confesión. 

        Medita sobre tus necesidades, porque Dios es perfectamente capaz de suplirlas. 

        Considera qué es lo que necesitas: Misericordia y perdón, fuerza para vencer, poder contra el pecado. 

        Hazlo para luego rogar a Dios y que El te lo de. 

        Medita sobre las misericordias que has recibido desde que naciste. 

        Mira los peligros de los que has sido librado, los viajes en los que has sido protegido, la ayuda a tiempo que Él te ha enviado y el apoyo que te ha dado en la angustia. 

        Piensa en el consejo que te ha dado en las dudas y en el consuelo del que te ha provisto en tu tristeza y oscuridad. 

        Al meditar, nos volvemos conscientes de todas estas cosas. Cada respirar de nuestra vida es un regalo de su misericordia. 

        No olvidemos los favores que se han derramado sobre nosotros y nuestras familias en el pasado. Un frasco de perfume vacío tiene restos de su aroma. 

        Luego medita en las misericordias de las que disfrutas ahora. ¡Cuántas cosas disfrutamos! 

        Nuestra casa, nuestra familia, nuestro cuerpo y nuestra alma. 

        ¡Todo está lleno de bendiciones! Piensa en cada una de ellas de manera particular. 

        Extiéndelas ante tu vista como si fuesen joyas y piensa en que han sido dadas por gracia. 

        Piensa en su plenitud y grandeza. 

        Pero mayores son las misericordias que hay en el alma: la imagen de Dios, la sangre de Cristo, la vida eterna, el condimento de la gracia. 

        Toda nuestra vida es un montón de misericordias, y, si pensamos en ella, nos estimularán a bendecir a Aquel que nos las dio. 

        Después, medita en Dios a quien oramos. ¡Qué avergonzados quedamos de nuestras gotas cuando estamos frente a este gran océano! 

        Medita en su misericordia y bondad. Esto hará brotar agua de la peña, como los golpes de la vara de Moisés. 

        Dios se deleita en ser buscado y encontrado. Se deleita cuando ve a que vamos con gozo a la casa de oración. 

        Él no nos despedirá en tristeza. 

        Cuando hayas puesto la madera sobre el altar por la meditación, puedes encender el fuego por medio de la oración, y ofrecer un sacrificio de aroma agradable. 


Algunas preguntas para pensar tranquilos:

  • ¿Qué verdad aprendiste hoy?
  • ¿Cómo vas a orar ahora?
  • ¿Qué va a modificar en tu vida lo aprendido?


Escrito por: George Swinnock 
Traducido por: Manuel Bento
(Adaptado)

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Luego de leer o escuchar el devocional, te animamos a que tomes un tiempo para pensar y orar.

También podes tomar algunas notas, para recordar mejor lo que Dios te habló hoy.

Dios bendiga tu vida.

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