Día 2: "Tienes un propósito eterno"
"Yo soy el Señor, tu Hacedor, el que te formó desde el vientre y el que siempre te ayudará." Isaías 44:2 (RVC)
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Él te conocía íntimamente, aún antes de que tomaras forma en el vientre de tu madre.
Como nos dice el apóstol Pablo, "Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros…" (Efesios 2:10).
No estás aquí por accidente; tienes un propósito que trasciende este mundo y todo esto de Dios.
El apóstol Juan nos recuerda que "Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos!" (1 Juan 3:1).
Este amor es la base de nuestro propósito.
No estamos llamados a vivir para nosotros mismos, sino para reflejar todo lo que Dios es en nuestras vidas.
Como hijos de Dios, nuestra identidad está clavada y firme en Él, y nuestra misión es vivir de tal manera que otros puedan ver su amor a través de nosotros.
Se nos anima con firmeza a vivir en santidad, porque Dios, que nos eligió y llamó es Santo. (1 Pedro 1:15).
Esto requiere una vida de humilde y sencilla obediencia a lo que Dios quiera con nosotros.
Esto no se trata de un esfuerzo nuestro solamente.
Nuestro propósito no se trata de lo que logramos en esta tierra, sino de nuestra relación con Dios en Jesús.
Vivimos para Él y por Él, confiando en que "quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva" (Filipenses 1:6).
No tengan miedo de entregarse por completo a este propósito.
Caminen en la certeza de que tienen un propósito eterno.
Dejen que la luz de Cristo brille a través de ustedes, y confíen en el poder de Dios para llevar a cabo lo que Él ha comenzado en sus vidas.
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