Día 4: "Hecho para existir para siempre"
“Dios ha... plantado la eternidad en el corazón humano.”
Eclesiastés 3:11 (NLT)
................................................
Dios nos creó con un propósito que trasciende esta vida temporal; fuimos hechos para vivir para siempre.
En la Biblia dice que "Dios ha plantado la eternidad en el corazón humano" (Eclesiastés 3:11, NLT), un anhelo que refleja nuestra naturaleza inmortal, diseñada por Dios para existir eternamente con Él.
Aunque nuestra vida terrenal es breve, con una duración limitada, nuestro destino eterno es lo que realmente importa.
Jesús enseñó que la vida en la tierra es una prueba y una preparación para lo que vendrá después.
Nos enfrentaremos a la muerte física, pero nuestro espíritu vive para siempre.
Pablo compara nuestro cuerpo terrenal con una tienda temporal y nos asegura que Dios tiene preparada una casa eterna para nosotros en el cielo (2 Corintios 5:1).
Nuestra relación con Dios durante esta vida determina nuestro destino eterno.
Aquellos que creyeron en Jesús y lo recibieron pueden seguir Sus enseñanzas y están llamados a disfrutar de la vida eterna en la presencia de Dios.
Jesús dijo: “Vengan ustedes que son bendecidos por mi Padre; tomen su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo” (Mateo 25:34, NTV).
Por otro lado, aquellos que rechazan a Dios enfrentarán una eternidad separados de Él, una realidad que C. S. Lewis describió como la más trágica de todas las consecuencias.
Vivir con la eternidad en mente cambia nuestras prioridades.
Comenzamos a valorar más las relaciones, el carácter y las decisiones que tienen repercusiones eternas, en lugar de las cosas pasajeras del mundo.
Pablo, al reflexionar sobre su vida antes y después de conocer a Cristo, dijo: "Una vez pensé que todas estas cosas eran muy importantes, pero ahora las considero sin valor debido a lo que Cristo ha hecho" (Filipenses 3:7, NTV).
La certeza de la eternidad nos da esperanza y propósito.
Sabemos que nuestra vida aquí es solo el comienzo de algo mucho mayor.
Por lo tanto, debemos vivir cada día con la eternidad en mente, preparándonos para el día en que nos encontraremos cara a cara con Dios, quien nos llamará a rendir cuentas de cómo hemos vivido.
Este enfoque nos asegura que la vida eterna en la presencia de Dios será el capítulo más glorioso y eterno de nuestra existencia.
Comentarios
Publicar un comentario