Día 11: Hagámonos los mejores amigos de Dios
"Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con Él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida!"
Romanos 5:10
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Dios desea ser tu mejor amigo.
Aunque Él es nuestro Creador, Señor y Juez, lo más asombroso es que el Dios Todopoderoso anhela tener una relación íntima y personal con nosotros.
En el jardín del Edén, Adán y Eva disfrutaban de una amistad cercana con Dios, una relación libre de temor o culpa. Eso es lo que Dios siempre ha deseado para la humanidad: una vida en comunión constante con Él.
A través de la historia bíblica, solo unos pocos tuvieron el privilegio de esta intimidad con Dios. Abraham fue llamado "amigo de Dios", y David fue descrito como un hombre conforme al corazón de Dios. Pero con la venida de Jesús, esta relación cambió radicalmente.
Gracias al sacrificio de Cristo, el acceso a Dios está ahora disponible para todos. Como dice la Escritura: "Ya no os llamaré siervos... sino que os he llamado amigos" (Juan 15:15, NBLA).
Esta amistad con Dios solo es posible por su gracia y el sacrificio de Jesús.
No es algo que podamos ganar o merecer.
Somos reconciliados con Dios, transformados de enemigos en amigos, por medio de la cruz.
Jesús abrió el camino para que podamos acercarnos a Dios en cualquier momento, sin necesidad de intermediarios o rituales, debemos creer en Jesús como Salvador.
Él nos invita a disfrutar de una comunión diaria y continua con el Padre; y como buen Padre, el quiere tener cerca a sus hijos.
Ser amigo de Dios requiere que tengamos una conversación constante y una meditación continua en su Palabra.
No basta con asistir a la iglesia una vez por semana; debemos incluir a Dios en cada aspecto de nuestra vida diaria. Como dice 1 Tesalonicenses 5:17, "orad sin cesar".
Esto significa mantener una conversación abierta con Dios en todo momento, mientras hacemos nuestras actividades cotidianas.
Cuando dependemos de Él y lo buscamos en cada situación, experimentamos la verdadera amistad con nuestro Padre y Creador.
Hoy mismo puedes comenzar a desarrollar esta amistad con Dios.
La oración te permite hablarle, y la meditación en su Palabra te permite escucharle.
A través de ambos, podrás experimentar lo que significa ser llamado "amigo de Dios".
Todo esto, es tremendamente hermoso, satisfactorio y esperanzador, pero, solo para los que son sus hijos, los que ahora tienen vida junto con Cristo, los que se han arrepentido y fueron perdonados de todos sus pecados.
Dios es bueno, ven a Él, ¡VEN A Él!.
Ahora que terminaste, una pregunta para pensar: Si ya has creído en Jesús y eres hijo de Dios, ¿a qué te está llamando Dios para acercarte más a Él?
¿Qué cambios podrías hacer en tu vida para profundizar esta relación?
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