Día 20: Restaura el compañerismo
"soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad."
Colosenses 3:13-14
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Dado que la vida se resume en expresar el amor que Él puso en nuestros corazón, Dios quiere que valoremos nuestras relaciones y nos esforcemos por mantenerlas, en lugar de desecharlas ante el primer conflicto o malentendido.
La Palabra de Dios nos enseña que tenemos el ministerio de restaurar relaciones.
Por eso, el Nuevo Testamento menciona varias veces cómo debemos tratarnos mutuamente.
Pablo nos dice: "Entonces, háganme verdaderamente feliz poniéndose de acuerdo de todo corazón entre ustedes, amándose unos a otros y trabajando juntos con un mismo pensamiento y un mismo propósito." (Filipenses 2:2, NTV).
También el apóstol Juan nos recuerda que la capacidad de llevarnos bien entre nosotros es una señal de madurez espiritual.
Jesús desea que Su familia sea conocida por el amor que tiene entre sus miembros (Juan 13:35).
Por eso, los conflictos y divisiones en la iglesia dañan nuestro testimonio ante los no creyentes.
En la iglesia de Corinto, las facciones y pleitos eran tan evidentes que incluso llevaban sus problemas ante jueces seculares.
Pablo los reprendió diciendo: "Digo esto para que se avergüencen. ¿No hay nadie en toda la iglesia con suficiente sabiduría para decidir sobre esos temas?" (1 Corintios 6:5).
Ser pacificadores es parte de nuestra identidad como hijos de Dios.
Jesús dijo: "Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios." (Mateo 5:9, NVI).
Esto significa ser activos en buscar la reconciliación y resolver conflictos.
Trabajar por la paz no implica evitar conflictos o ceder siempre. A veces necesitamos enfrentar los problemas y, en otras ocasiones, crear un ambiente donde se puedan resolver.
Es vital pedir la guía continua del Espíritu Santo para saber cómo proceder (Romanos 12:18).
Para restaurar una relación, debemos seguir algunos pasos bíblicos.
Primero, orar a Dios antes de hablar con la persona.
Como hizo David en los Salmos, usemos la oración para expresar nuestras dificultades y aflicciones a Dios (Salmo 55:22).
Debemos tomar la iniciativa para restaurar la relación, sin importar quién fue el ofendido.
Jesús nos llama a reconciliarnos incluso antes de ofrecer nuestras ofrendas a Dios (Mateo 5:23-24).
Finalmente, es importante enfocarse en la reconciliación y no en la solución inmediata.
No siempre vamos a estar de acuerdo en todo, pero podemos caminar juntos en amor y unidad.
La Biblia dice: "Las personas sensatas no pierden los estribos; se ganan el respeto pasando por alto las ofensas." (Proverbios 19:11, NBLA).
Restaurar el compañerismo requiere esfuerzo, pero cuanto más trabajemos por la unidad, más se refleja Su amor en nosotros.

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