Día 25: Transformados por los problemas
“Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades!”
2 Corintios 4:17 NTV
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Dios usa los problemas para transformarnos y moldear nuestro carácter conforme al de Cristo.
Aunque nuestros sufrimientos pueden parecer intensos e interminables, Dios nos asegura que producen una gloria incomparable a lo terrenal.
Las circunstancias difíciles nos acercan a Dios más que cualquier otra cosa, nos hacen dar cuenta de nuestra fragilidad, y nos obligan a depender de Él y a buscar su consuelo.
La Escritura afirma que Dios está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los que han perdido la esperanza (Salmo 34:18).
Es en los momentos de mayor oscuridad, cuando sentimos que no tenemos salida, que nuestras oraciones se vuelven más sinceras y nuestra adoración más profunda.
En esas pruebas, aprendemos a conocer a Dios de maneras que no podríamos haberlo hecho de otro modo.
Sabemos que todas las cosas, incluso las difíciles, obran para el bien de quienes aman a Dios y han sido llamados según su propósito (Romanos 8:28).
Cada prueba, cada dolor y cada sufrimiento en nuestra vida ha pasado primero por el filtro del amor y la sabiduría de Dios, y nada de lo que nos sucede escapa de su control soberano.
En este proceso, Dios no solo nos permite pasar por momentos difíciles, sino que los utiliza para limpiarnos de todo lo que no le agrada y fortalecernos.
En 1 Pedro “Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica.
Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.”.
Es crucial que enfrentemos nuestros problemas como lo haría Cristo, con una perspectiva eterna.
Jesús mismo aprendió la obediencia a través del sufrimiento (Hebreos 5:8), y nos llama a seguir sus pasos.
Los problemas, si los enfrentamos con fe y perseverancia, no solo nos permiten crecer en paciencia y fortaleza, mientras esperamos aquel día.
A través de ellos, aprendemos a depender completamente de Dios, reconociendo que Él es todo lo que necesitamos.
Al igual que Pablo, debemos entender que nuestras pruebas no son sin sentido, sino que están diseñadas para moldearnos a la imagen de Cristo (Romanos 8:29).
Por lo tanto, podemos descansar en el Señor incluso en medio del dolor.
Aunque no nos regocijamos por el sufrimiento en sí, podemos alegrarnos sabiendo que Dios está con nosotros en cada prueba y que usa todas las circunstancias para nuestro bien.
Pablo nos anima a mantener nuestra mirada en las cosas eternas, no en las temporales (2 Corintios 4:18).
Cuando nuestra mente está enfocada en el propósito de Dios y en la gloria que está por venir, podemos enfrentar cualquier adversidad con paciencia y fe, sabiendo que nuestras dificultades momentáneas están produciendo un peso de gloria que durará para siempre.
Ahora que terminaste, algo para pensar:
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