Hebreos 4:15 NBLA
"Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado."
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Algunos conocemos lo que es sentirse afectados por los sufrimientos y, a veces, por los pecados de otros.
Parece que esos pecados de otros, cuando entran en contacto con nosotros, nos saturan y nos arrojan a una desagradable sensación de necesidad.
Quizás esto tiene la intención de darnos una ligera idea de lo que Jesús sintió cuando tomó nuestros pecados, enfermedades y dolores.
¡No dudemos en dejarlos sobre Él!
Para Él es mucho más fácil soportarlos que para nosotros.
Ya los ha llevado por nosotros, tanto en su vida como en su muerte.
Echemos la carga sobre Jesús y que Él la lleve lejos.
Luego, fortalecidos en sus fuerzas y descansados en su vida y amor, vayamos a compartir a otros la comprensión y ayuda que tan ricamente nos ha dado.
El mundo está lleno de dolor y aquellos que han conocido su amargura y la sanidad a manos de Dios, son los que pueden dar consolación a un mundo que llora de parte de El.
¡Cuántas lágrimas fluyen alrededor nuestro!
Sequémoslas mientras podemos.
Llevemos los corazones rotos a Jesús, Él quitara las lagrimas.
Algunas preguntas para pensar tranquilos:
- ¿Qué verdad aprendiste hoy?
- ¿Cómo vas a orar ahora?
- ¿Qué va a modificar en tu vida lo aprendido?
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