Mateo 16:16 NBLA
"Simón Pedro respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente»."
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Bajo el poder del Espíritu Santo, Pedro tuvo un destello de Jesús en su gloriosa hermosura.
Lo vió como el Mesías que había sido prometido durante tanto tiempo.
Finalmente, el Prometido había llegado, y ahora Pedro lo veía y creía en Él como el Cristo.
Y no solamente eso, también lo veía como divino, como Hijo del Dios viviente.
Esta confesión nos muestra lo que debemos pensar de Cristo.
Él es el Mesías, el ungido.
Se hizo hombre y se acercó a nosotros.
Luego es el Hïjo de Dios. Es divino.
Posee todo el poder, infinito en su amor y gracia, capaz de hacer por nosotros todo lo que necesitamos y levantarnos a la vida y gloria eternas.
Así tenemos una fe completa.
Si nuestra creencia es como la de Pedro y si Cristo es todo para nosotros en nuestra vida y lo convertimos en nuestro declaración de fe, descansamos sobre la roca.
Pero debemos asegurarnos de que tenemos a Cristo en nuestra vida así como en nuestras declaraciones.
Algunas preguntas para pensar tranquilos:
- ¿Qué verdad aprendiste hoy?
- ¿Cómo vas a orar ahora?
- ¿Qué va a modificar en tu vida lo aprendido?
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