Ustedes, pues, oren de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea Tu nombre. Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, Así en la tierra como en el cielo."
Mateo 6:9-10 NBLA
................................................
Comenzamos pidiendo que el nombre de Dios sea santificado entre los hombres.
Pero, al hacerlo, recordamos el hecho de que su nombre no es santificado así.
En seguida surge la pregunta: «¿Por qué no todos se inclinan ante el nombre sagrado?» por el pecado.
Porque existe otro reino, el reino de las tinieblas.
Nuestro deseo como pueblo cristiano es que el nombre de Dios sea glorificado.
Pero en el momento en que comenzamos con eso, nos damos cuenta de que existe oposición.
Existe otro que es el «dios de este mundo», un reino de las tinieblas opuesto a Dios, a su gloria y a su honra.
Pero aun así, Dios va a establecer su reino llegado el momento.
Va a afirmarse y convertir este mundo y todos sus reinos en su glorioso reino.
Corriendo por el Antiguo Testamento, existen promesas y profecías acerca del reino venidero de Dios, y, por supuesto, cuando nuestro Señor mismo estuvo sobre la tierra, este tema estaba de manera prominente en la mente de los hombres.
Juan Bautista había predicado su mensaje: Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado.
Llamó al pueblo a estar listo para ello, y cuando nuestro Señor comenzó a predicar, dijo exactamente lo mismo.
En ese punto inmediato de la historia, estaba enseñando a sus discípulos a orar para que este reino viniese, para que lo hiciera cada vez más y para que viniera rápidamente.
Hoy la oración sigue siendo igual de cierta y correcta para nosotros como pueblo cristiano en todas las épocas hasta que llegue el fin.
Algunas preguntas para pensar tranquilos:
- ¿Qué verdad aprendiste hoy?
- ¿Cómo vas a orar ahora?
- ¿Qué va a modificar en tu vida lo aprendido?
Comentarios
Publicar un comentario