Día 32: Usa lo que Dios te ha dado
"así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros."
Romanos 12:5 (NBLA)
Romanos 12:5 (NBLA)
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Dios, en su soberanía, nos ha formado de manera única, dándonos habilidades y dones específicos para cumplir Su propósito en nuestras vidas.
No somos llamados a compararnos con otros ni a envidiar sus capacidades, sino a enfocarnos en lo que Dios nos ha dado para servirle.
Como un artesano que cuida de su obra, Él nos formó para desempeñar un rol que solo nosotros podemos cumplir en el cuerpo de Cristo.
Debemos aceptar con gratitud nuestras habilidades y ponerlas al servicio de Su reino, usándolas para la edificación de la iglesia y la gloria de Dios (1 Corintios 12:18).
Descubrir nuestros dones y talentos es un paso fundamental para ser útiles en el servicio a Dios.
La Biblia nos insta a hacer todo con diligencia y en servicio al Señor (Colosenses 3:23).
Debemos evaluar nuestras habilidades, buscando confirmación en la comunidad de fe.
Pregúntate:
¿Dónde he visto frutos en mi vida?
¿En qué áreas otros confirman que soy efectivo?
Si no estás seguro de tus dones, comienza a servir en distintas áreas. Solo a través de la práctica y el servicio podrás descubrir para qué Dios te ha equipado.
“Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” (1 Pedro 4:10)
El proceso de descubrimiento no es algo que se deba apresurar.
Es en la obediencia y el servicio donde muchas veces los dones y habilidades comienzan a manifestarse.
Jesús enseñó que el que es fiel en lo poco será fiel en lo mucho (Lucas 16:10).
Experimenta, prueba y evalúa los resultados; no temas equivocarte, porque el servicio a Dios es un viaje de aprendizaje.
Cada experiencia te acerca más al propósito para el cual fuiste creado.
Dios te ha dado lo que necesitas para cumplir Su propósito en tu vida.
No pierdas el tiempo comparándote con otros.
Al contrario, asegúrate de usar cada don que Él te ha dado para glorificarlo.
La verdadera satisfacción en el servicio no proviene de la comparación, sino de saber que estamos haciendo lo que Dios quiere que hagamos.
Así como Pablo exhortó a Timoteo a avivar el don de Dios que estaba en él (2 Timoteo 1:6), también tú debes desarrollar lo que Dios te ha dado, para que puedas cumplir con alegría tu parte en el cuerpo de Cristo.
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