2 Corintios 12:9 NBLA
"Y Él me ha dicho: «Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí."
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Las debilidades del cristiano son muchas y muy dolorosas.
Con frecuencia lo desmotivan, lo deprimen y lo apagan.
Son un obstáculo para todo deber, estropean sus mejores esfuerzos y le dan a Satanás una ocasión en su contra.
Pocos son los que han aprendido el feliz arte de gloriarse en sus debilidades; esto es, exaltar, reconocer, mencionar con entusiasmo las debilidades.
Lo anterior, siempre para que repose sobre ellos el poder de Cristo.
Sin embargo, son nuestras debilidades las que hacen que el Salvador sea tan necesario para nosotros y lo hacen tan querido para nuestros corazones.
Su poder se muestra en nuestra debilidad, y es en sus fuerzas que hemos de vencer.
No podemos hacer nada bueno sin Él, pero por Él podemos hacer todas las cosas.
El poder de Jesús descansando sobre nosotros nos resguardará en medio de todas las tormentas de la vida.
Nos protegerá de todos los peligros reales durante nuestro viaje a casa, nos refrescará en medio de todos los esfuerzos de esta cansada tierra.
Nos dará descanso en nuestras horas de mayor agotamiento, y nos mantendrá seguros hasta que estemos más allá del alcance de los enemigos.
El poder de Cristo cubre con su sombra a su pueblo en el tiempo de sus pruebas, como la tienda cubre al viajero en los desiertos orientales.
Su fuerza y poder, es lo que necesitamos para perseverar en esta vida; y así podremos mostrar su carácter y amor en toda circunstancia.
Pongamos toda nuestra confianza en Él, no vamos a ser defraudados, su palabra dice: "Todo el que cree en Él no será avergonzado" (Romanos 10:11)
Algunas preguntas para pensar tranquilos:
- ¿Qué verdad aprendiste hoy?
- ¿Cómo vas a orar ahora?
- ¿Qué va a modificar en tu vida lo aprendido?
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