Isaías 53:5 NBLA
"Pero Él[Jesús] fue herido por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados."
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Había otros dos portadores de una cruz junto al Señor en el día de su sacrificio.
Ellos eran delincuentes; sus cruces eran tan pesadas como la del Señor, y, sin embargo, al menos uno de ellos no sentía ninguna simpatía por Él.
Este ultimo el llevar la cruz solo lo condujo a su muerte, y no a su salvación.
Solo voy a darles esta indicación.
Algunas veces me he encontrado con personas que han sufrido mucho; han perdido dinero, han trabajado duro durante toda su vida, han estado sumidos durante años en un lecho de enfermo, y, por tanto, ellos suponen que debido a que han sufrido tanto en esta vida, escaparán del castigo del pecado en el más allá.
Yo les digo, señores, que aquel delincuente llevó su cruz y murió en ella; y ustedes llevarán sus aflicciones, y serán condenados con ellas a menos que se arrepientan.
Ese ladrón obstinado fue de la cruz de su gran agonía; y morir en una cruz fue ciertamente una agonía; de aquel lugar, a las llamas del infierno.
Tú también podrías ir desde el lecho de la enfermedad y desde la morada de la pobreza a la perdición tan fácilmente como desde el hogar de la comodidad y la casa de la abundancia.
Ningún sufrimiento nuestro tiene nada que ver con el perdón del pecado.
Ninguna sangre sino la que Cristo derramó, ningún gemido sino aquellos que salieron de Su corazón, ningún sufrimiento sino el que fue soportado por Él, pueden compensar jamás el pecado.
Saquen ese pensamiento cualquiera de ustedes que suponga que Dios tendrá piedad de usted porque ha soportado aflicciones.
Tienes que considerar a Jesús, y no a ti mismo; pon tus ojos en Cristo, el grandioso sustituto de los pecadores, pero nunca sueñes en confiar en ti mismo.
Aun luego de nacer de nuevo, de ser un hijo Dios siquiera pienses que el sufrimiento, va a compensar tu pecado. Aunque Dios tiene poder para usar todo para nuestro crecimiento.
Solo en Jesús hay salvación, perdón y vida.
Algunas preguntas para pensar tranquilos:
- ¿Qué verdad aprendiste hoy?
- ¿Cómo vas a orar ahora?
- ¿Qué va a modificar en tu vida lo aprendido?
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