Lucas 1:78 NTV
"Gracias a la tierna misericordia de Dios, la luz matinal del cielo está a punto de brillar entre nosotros"
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En el Antiguo Testamento los profetas hablaron del día de la «visitación de Dios».
A veces era visto como un día de gran consuelo y enorme alegría, y en otras ocasiones como un día de gran angustia y juicio.
Dios visitó la tierra cuando Jesús nació.
La visitación fue celebrada en el himno escrito por Zacarías, en el se hace doble mención de ello (Lc 1:68-69, 78).
El Nuevo Testamento llama a Jesús el «Pastor de nuestras almas».
Él es el Pastor encarnado que vino del cielo.
Su visita a este mundo ha cambiado el curso de la historia.
La visita inicial de nuestro Pastor celestial fue un gran misterio.
No vino como un general militar sino como un bebé en una cuna de paja.
Él vino a cuidar de nuestras almas.
Él vino a ver nuestra situación.
Él vino con bendición, perdón y adopción divina.
También trajo una advertencia de Dios.
Nuestro gran Salvador anunció al mundo que algún día vendría otra vez.
Haría una segunda visita.
Él promete aparecer una vez más para evaluar a Sus tropas.
Su segunda venida será una ocasión de gran gozo y gloria para aquellos que aman Su venida.
En esa visita, el cumplimiento de Su labor como Pastor será completa.
Para aquellos que ignoran la primera visita de El, la segunda será un desastre repentino.
Ese día será el día del Señor, el día que Amós describió como un día de tinieblas y no de luz (Am 5:18).
Tomado y adaptado de: Ministerios Ligonier
Algunas preguntas para pensar tranquilos:
- ¿Puedes decir con fuerza, pasión y total sinceridad?:
- ¡Si Señor! ¡Ven pronto!
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