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Marcos 9.33-37
Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos. Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.
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Según el evangelio de Marcos, Jesús les anuncia a sus discípulos en tres oportunidades que iba a morir. Luego de cada ocasión, Marcos nos relata una reacción de los discípulos que deja en claro que no estaban entendiendo nada de la propuesta de Jesús y del tipo de Cristo que Él era.
En la primera ocasión (8.31-33), luego del primer anuncio, es Pedro quien reprende a Jesús por semejante idea.
Ahora, luego del segundo anuncio (9.30-32), vuelve a ocurrir una situación de incomprensión por parte de ellos.
El texto dice que luego de un recorrido largo, llegaron de regreso a Capernaúm, a su casa. Durante el trayecto, en algún momento, algo habrían discutido por el camino. Ese “camino” debía llevarlos a pensar en la propuesta de Jesús, en lo que acababa de anunciar, pero los discípulos se avergüenzan de reconocer que estaban discutiendo por la importancia de cada uno.
El texto señala que Jesús los vuelve a llamar y antes de enseñarles, “se sentó” (9.35), a este tema había que dedicarle el tiempo suficiente.
Y su enseñanza tratará de la importancia en el reino de Dios de la humildad y el servicio a otros.
¿Te importan los puestos de importancia? Ponete a servir.
¿Querés liderar a otros? Transformate en servidor de los demás.
¿Te gustaría escalar bien alto? Aprendé a quedarte abajo.
Porque en el reino, y en la comunidad del reino que es la Iglesia, los escalafones y las jerarquías son una contradicción.
Cuando cierta ideología empresarial y de jerarquías comienza a ganar espacio en nuestras comunidades y en nuestros corazones, debemos recordar la imagen de Jesús tomando a un niño, poniéndolo en medio de todos y abrazándolo (9. 36), signo de la necesidad que tenemos de no desenfocarnos de los verdaderos valores en el Reino de Dios.
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• EL REFUGIO VLA •
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