· Confiando en la Providencia ·
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Los barcos de Salomón volvieron seguros, pero los de Josafat(rey de Juda) nunca llegaron a la tierra del oro.
La mano de Dios prospera a uno y frustra los deseos del otro en el mismo negocio y en el mismo lugar.
Sin embargo, Dios, el Gran Gobernador es tan bueno y sabio en un caso como en el otro.
Bendigamos hoy al Señor, al recordar este texto, por los barcos rotos en Ezion-geber(un puerto maritimo), y también por los barcos cargados de bendiciones temporales.
No envidiemos a los que tienen más éxito que nosotros, ni murmuremos por nuestras pérdidas, como si nuestras pruebas fueran mayores que las de otros.
Aunque nuestros planes terminen en el fracaso, somos, como Josafat, de gran estima delante de la presencia del Señor.
La causa de la pérdida de Josafat es muy digna de ser notada, pues es la causa de una buena parte de los sufrimientos del pueblo de Dios.
La causa fue su alianza con una familia pecadora.
En 2 Cronicas 20:37, se nos dice que Jehová envió a un profeta a declarar lo siguiente: "Por cuanto has hecho compañía de Ocozías(un rey de Israel que no agrado a Dios), Jehová destruirá tus obras".
Este fue un castigo paternal que parece le sirvió de bendición.
Como resultado en el versículo que sigue (1 Reyes 22:49), lo hallamos rehusándose a permitir que sus siervos navegaran en los mismos navíos en que navegaban los siervos del rey corrupto.
Quiera Dios que la experiencia de Josafat sirva de advertencia al resto de su pueblo para que eviten "juntarse en yugo desigual con los incredulos".
Una vida de miseria es, normalmente, lo que les toca a los que se unen en matrimonio o en cualquiera otra relación con los hombres de este mundo.
¡Ah! si pudiéramos tener tal amor a Jesús que, a semejanza de él, pudiésemos ser santos, inocentes, limpios y apartados de pecadores (Hebreos 7:26).
Pues de no ser así, podemos esperar oir frecuentemente las siguientes palabras: "Jehová destruyó tus obras"(2 Cronicas 20:37).
Escrito por: Charles Spurgeon
(Adaptado)
Ahora que terminaste de leer o escuchar, te recomendamos que tomes un tiempo para pensar y orar.
Si es necesario, volvelo a escuchar o leer.
Dios te bendiga grandemente.
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