· Nos libró de nuestras ligaduras ·
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¿Y vos no podes hacer lo mismo?
¿No has experimentado alguna vez las misericordias de Dios?
Aunque ahora estés triste, ¿puedes olvidar aquella bendita hora cuando Jesús te halló y te dijo: "Ven a mí"?
¿No puedes recordar aquel glorioso momento cuando él rompió tus esposas, cuando arrojó al suelo tus cadenas y te dijo: "Vine para romper todo lo que te ata y dejarte en libertad"?
Si olvidaste el amor de tu matrimonio, ¿no habrá, en el camino de tu vida algún punto, en el que pueda leerse un cartel que te recuerde la misericordia que Jesús tuvo contigo?
¡Qué!, ¿nunca tuviste una enfermedad semejante a la que estás sufriendo ahora? ¿Y no te curó él?
¿Nunca antes fuiste pobre? ¿Y no suplió Jesús todas tus necesidades?
¿Nunca antes estuviste en problemas? ¿Y no te libero Él?
¡Levántate!, ve al río de tu experiencia, arranca unos cuantos juncos y haz con ellos un barquito en la cual tu fe infantil pueda flotar confiadamente sobre la superficie de las aguas.
No olvides lo que Dios ha hecho por ti. Repasa el libro de tu memoria y considera los días antiguos.
¿No podes recordar esos momentos cuando estabas tristes y Dios salio a tu encuentro?
¿Nunca has sido socorrido en tiempos de necesidad?
Sí, tú has experimentado estas cosas.
Da una mirada hacia atrás a las preciosas bendiciones de ayer.
Si los momentos por los cuales pasas ahora son oscuros, enciende las lámparas del pasado.
Ellas alumbraran en medio de la oscuridad y tú estarás confiado en el Señor hasta que amanezca el día y huyan las sombras.
"Acuérdate, Señor, de tu comprensión y de tus misericordias, que son para siempre".
Escrito por: Charles Spurgeon
(Adaptado)
Ahora que terminaste de leer o escuchar, te recomendamos que tomes un tiempo para pensar y orar.
Si es necesario, volvelo a escuchar o leer.
Dios te bendiga grandemente.
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