Día 9: ¿Qué hace sonreír a Dios?
"Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti, Sino solo practicar la justicia, amar la misericordia, Y andar humildemente con tu Dios?"
Miqueas 6:8
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La Escritura nos enseña que debemos descubrir lo que agrada al Señor para vivir de acuerdo con eso.
Un ejemplo de vida que podemos pensar que hizo sonreír a Dios fue Noé.
En medio de un mundo en decadencia moral, Noé vivió para agradar a Dios.
Mientras la humanidad se alejaba de Su voluntad, Noé se mantuvo fiel. La Biblia dice: "Pero Noé encontró favor delante del Señor” (Génesis 6:8, NTV).
A través de su vida, podemos aprender algunas cosas que le agradaron a Dios, y la primera es amarlo por encima de todo. Noé amaba a Dios más que a cualquier cosa, incluso cuando nadie más lo hacía.
Dios sonríe cuando confiamos plenamente en Él. Noé no solo amaba a Dios, sino que también confiaba completamente en Sus promesas.
Aunque nunca había visto lluvia ni un diluvio, siguió las instrucciones de Dios para construir el arca.
La Biblia nos dice que “Fue por la fe que Noé construyó un barco grande para salvar a su familia del diluvio en obediencia a Dios” (Hebreos 11:7, NTV).
A pesar de las dificultades, Noé no dudó ni se excusó, sino que obedeció a Dios con plena confianza.
De la misma manera, confiar en Dios significa creer que Él sabe lo que es mejor para nosotros, incluso cuando no entendemos el porqué.
Dios también sonríe cuando lo obedecemos con todo el corazón.
La obediencia de Noé fue completa y precisa.
La Biblia relata que Noé hizo todo exactamente como Dios se lo había ordenado.
No ofreció excusas ni retrasó su obediencia.
Como un padre que se alegra cuando sus hijos le obedecen, así Dios se complace cuando le seguimos con una obediencia rápida y total.
Jesús mismo dijo: "Si me aman, obedezcan mis mandamientos.” (Juan 14:15, NTV).
Otra manera de hacer sonreír a Dios es alabarle con gratitud continua. Después de sobrevivir al diluvio, lo primero que hizo Noé fue ofrecer un sacrificio de agradecimiento a Dios.
A través de la gratitud, nuestra relación con Dios se fortalece y ambos experimentamos alegría.
Finalmente, Dios sonríe cuando usamos nuestras habilidades para Su gloria.
Noé cumplió con las tareas que Dios le encomendó, desde construir el arca hasta cuidar a los animales.
Así como un padre se siente orgulloso de ver a sus hijos usar sus talentos, Dios se complace en vernos utilizar las habilidades que Él mismo nos ha dado.
Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.
Si has creído en Jesús, Dios te ha capacitado y equipado para vivir una vida en Él que ilumines a los demás, como una luz puesta en lo alto de un monte, para que todos la vean y, al verla, den gloria a Dios.
Ahora que terminaste, una pregunta para pensar: ¿Estás haciendo bien a tus hermanos, y aun a quienes no lo merecen, utilizando las capacidades que Dios te ha dado?
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